A estas
alturas ya casi nadie duda de la importancia de la obesidad como una de las “epidemias”
que va a afectar al mundo (o al menos a gran parte de él) en el siglo XXI; no
obstante, el análisis que se hace de su origen y estrategias para combatirlo no
parece mostrar ese mismo consenso.
De
forma muy simplificada (hasta tan simplificada que casi da cosa escribirlo),
existen 2 enfoques sobre la etiología y la prevención de la obesidad, y de las
enfermedades crónicas en general:
- Estrategia individual (o estrategia de alto riesgo): centrada sobre todo en los estilos de vida, en intentar que las personas cambien sus comportamientos mediante estrategias sobre ellos.
- Estrategia poblacional: centrada más en efectos contextuales, en aquellas cosas que distinguen una población de otra, y que es lo que puede facilitar/impedir que las personas tengan capacidad de adoptar ciertas conductas (bebidas energéticas, alimentación saludable, actividad física...)
Esta aproximación es un resumen de explicaciones mucho más complejas y
complementarias. Profundizar sobre la teoría detrás de este tema es empezar
leyendo a Geoffrey Rose1 (en libro, o enartículo), o viendo estos materiales que facilita Rafa Cofiño en su blog, sobre
un curso de Epidemiología Social.
Las
estrategias poblacionales van ligadas a equipos multidisciplinares, y normalmente
enfocadas hacia las políticas públicas. De esta manera, nos podríamos
preguntar, ¿influye el partido político que gobierna en este tipo de estrategias? Bajo esta
pregunta, Michael E. Shin y William J. McCarthy, de la Universidad de
California, se preguntaron en un artículo breve publicado en Preventive
Medicine2 si existía algún
tipo de relación entre el porcentaje de votantes republicanos o demócratas y la
prevalencia de obesidad en EEUU.
La relación no es especialmente fuerte. Encontraron un
aumento de obesidad ajustada por edad e un 0,02% por cada 1% de
aumento del porcentaje de votos a los republicanos en el área, una vez ajustado
por nivel de pobreza, de inmigración y de niveles de educación en ese área.
La obesidad es un problema muy complejo, y va mucho más allá
de simplificarlo al partido que gobierna. Además, podría darse que sean las personas con obesidad
las que vivan de por sí en zonas con obesidad, o que incluso sean los
individuos con obesidad los que voten más a los republicanos.
A pesar de estas limitaciones, no podemos dejar pasar que
las ideologías y las distintas formas de entender el proceso salud-enfermedad
influyen en las políticas que se hacen de Salud, y por tanto terminan repercutiendo
en ésta; las tendencias más liberales de los republicanos se centran en la
responsabilidad individual de las conductas, mientras que las demócratas en ambientes
saludables; o al menos es lo que decían sus programas para las elecciones de
2012.
¿Pasará aquí en España? ¿Y en Europa? El plano
político a este lado del charco es más complejo y menos dicotomizado, pero no dudo que la forma en
la que se hacen las políticas tiene repercusión en la salud, ya que al fin y al
cabo son los que tienen en poder las decisiones en materias como transporte,
educación, impuestos…
Referencias:
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